martes, 27 de abril de 2010

haciadelante

En rincones escondidos y encerrados ocurren las cosas hermosas en esta ciudad.
Lugares a los que les entra la luz a través de cortinas oscuras iluminando violines y contrabajos y voces que quieres escuchar por las mañanas a modo de despertador, para que te acompañe la calma el resto del día.
El sábado me desperté en la villa de mis tíos en Benicasim, un rayito de luz se coló a través de la ventana de madera y me recordó lo que me gustaba salir con un café con leche en una mano y un libro en la otra a sentarme en el rinconcito de la terraza al que ya había invadido el color, a desayunar y a imaginar como sería el día.
Siempre es diferente despertarse en esa casa porque solo mirar por la ventana ya te cambia la perspectiva…la sonrisa aparece antes que en cualquier otro lugar. Es posible que tengan que ver los recuerdos buenos que esconde, los de infancia y los de veranos sin fin, es posible que esas imágenes te sorprendan de nuevo cuando pasas al lado del árbol que tantas veces convertiste en casa cuando eras un retaco (más que ahora) y cuando perseguías a tu primo por todo el jardín.
Amigos por la tarde y sándwiches de nocilla y música desde la habitación. Días improvisados y acompañados, en un tiempo que ya no sabes si fue mejor o peor, pero que recuerdas con tanto cariño que cada vez que lo haces te duele la distancia y el no saber borrar.
Me recupero el martes del findesemana porque tiendo a valorar mucho las cosas malas y muy poco las buenas, porque soy de las que guarda bajo llave los malos momentos y deja que se escapen los que cuentan, porque olvido muchas veces que concentrarse en las cosas que dolieron para la único que sirve es para que esas cosas duelan más.
Así que esta vez solo escribiré en la libreta de secretos sobre sonrisas y canciones y corazones de gominola. Sobre desayunos en la terraza y cañas en el charquito. Música con cine y cine con música. Conciertos escondidos y encerrados a los que les da la luz y que te ponen los pelos de punta. Reencuentros echados a perder porque al final se nos olvida que hablar siempre es lo más sencillo. Risas con los que van y vienen pero que al final es verdad que siempre están. Cumpleaños al sol que nos recuerdan que nos hacemos mayores antes de hacernos adultos. Compartir las cosas que nunca dices porque los demás han decidido que hablar de lo que has perdido siempre les pone un poco triste. Ser yo la que olvida y da el primer paso porque por algún sitio hay que empezar. Nuevos tesoros para la colección de cosas que nunca te dije…
Empiezo a pensar que llenar solo de todo lo bueno una libreta que me regalaron para todo lo bueno no puede ser malo, y que si consigo que realmente así sea, leer esa libreta será como aquellas tarjetitas de colores que leía y releía por las noches antes de dormir y tendrán el mismo efecto y el mismo poder, que en su momento me pareció asombroso.
Ya es martes, en la semana en la que toca plantar cara a algunas cosas y dejar de lado otras, en la semana de las decisiones que a largo plazo, nos haran estar mejor...

5 comentarios:

Vero Mar dijo...

A tu libreta deberías llamarla "El rincón de las sonrisas", que empiece con corazones de gominola y acabe con nubes de sueños realizados.
Me alegra haber estado contigo en el cine con música o al revés y en el rincón donde asomaban esos rayos de sol iluminando instrumentos.

Abrazos de los de todos los dias.

V.

vanEsa dijo...

gracias por los abrazos de todos los días y por estar...y por el comentario en el blog qu eme hace más ilusión que en el caralibro!

buenos días vero mar!

Anónimo dijo...

Muchas veces te llamo pequeña...pero eres una pequeña gran mujer y me gusta compartir algunos de los momentos de tu mundo.

Mayte

Fake! dijo...

recuerdos malos ya tenemos bastante. Si no los apuntamos, se nos apuntan ellos solos de alguna manera, aunque sea semitatuados en un pie. Las cosas buenas al cuaderno, las malas a fer la mà!

Muah!

vanEsa dijo...

pero que contenta me pongo cuando veo comentarios en el blog!gracias chicas!!!