martes, 22 de junio de 2010

unbuendía

Mientras entraba el sol esta mañana en la cueva azul y le daba la luz a esa flor a la que ya solo le quedan hojas y me hacía la remolona a pesar de la insistencia del despertador, pensaba en lo fácil que es todo cuando lo haces fácil. Y en esa manía, que ya casi pertenece a nuestra genética, de complicarnos la vida hasta limites insospechados y sospechosos. Y en como nos gusta interpretar y des-interpretar e imaginar y volver a imaginar, en cuanto tiempo perdemos en hacer los castillos de arena y en lo poco que nos cuesta instalarnos en ellos, y en que siempre sabemos que se acaban cayendo porque últimamente vivimos en un clima tropical en el que nunca sabes demasiado bien cuando va a llover y que sobretodo está pensado para derruir castillos, que me lo ha dicho el hombre del notiempo o el del tiempoperdido, como lo queráis llamar.

Y vuelvo a leer la nota en el moleskineparacosasbuenas que descansa en la mesita y pienso que ni es algo bonito ni le corresponde un lugar privilegiado como es ese regalo de fake y en lo bien que te hace sentir ser capaz de darte cuenta de las cosas, que aunque a veces no sea a tiempo, igual te sirve.

Y sin querer rememoro escenas de película que parece que me han pasado y esa sonrisa medio estúpida se dibuja en mi cara y pienso que no puedo pensar y me levanto de un salto de la cama.

Suenan matasuegras cuando entra fake en el bunker y nos trae pipas y gominolas que dan risa. Una piruleta gigante, planes, y un video para alguien que se merece muchos de muchas cosas y de muchos momentos.

Todo el día sonando Amigos imaginarios y esa canción que dice lo que yo no sé decir y que parece que te acierta pensamientos y estados de ánimo, como si la hubieran escrito hoy cuando te han oído sentir.

Y pensando en el findesemana, en la cena italiana con camisetas de rayas y en la noche de chicas que parece que no han salido en un año (que tiemble el grao) y en la calma antivalerianas que te da el estar haciendo algo que en el fondo te hace estar orgullosa de estar haciendo algo y de estar haciéndolo al menos mediobien.

Y en la rutina cómoda que acompaña estos días de fresquito de septiembre y en la que cuelgo canciones en la habitación y vuelvo a escucharlas(vivirlas) como si estuvieran sonando ahora.

Y pienso; esto solo ha sido Un buen día, que vengan muchos más.

miércoles, 16 de junio de 2010

sonríovsbichodebola

Esta vez la semana empezó el viernes, mientras escuchábamos a Bob Evans y los resúmenes de otros días...y acabó en lunes, sentada en el sofá, mientras me ayudaban a pensar.

Y todo lo demás, lo del medio, ha sido una mezcla que me hace sonreír en algunos momentos y bicho de bola en otros, allá voy;

Sonrío; porque a una Erasmus le regalan una armónica

Bicho de bola; porque no se desconectar

Sonrío; porque os emociona una canción y no sois capaces de aguantar las lágrimas

Bicho de bola; porque vuelven los fantasmas y aun no he aprendido a darles la espalda

Sonrío; porque vuelvo a poder mirar

Bicho de bola; porque a veces es una pena que te guste lo que ves

Sonrío; porque tomamos el sol y las llaves no abren y paseamos en el mini lleno de pulpos

Bicho de bola; porque se bajan del coche todos los pulpos menos el mío

Sonrío; porque suena Erasmus borrachas

Bicho de bola; porque vuelvo a no poder dormir

Sonrió; porque oigo una voz que de momento solo me arranca sonrisas

Bicho de bola; porque esas sonrisas al final se acabarán

SONRIo; porque llevo dos días en los que me doy menos miedo y porque he salido de mi bola de bicho y porque hay mucha gente que me cuida y porque los que me cuidan son los que me quieren, y porque ese es buen motivo para sonreír!

martes, 8 de junio de 2010

unaño

Es curiosa la forma en que la vida te zarandea, curiosa la forma en que te cambia de dirección. La rapidez con la que asumes, con la que te obligas a olvidar.
Ha pasado un año, ha volado. No nos reconocemos en las formas, no nos identificamos en los espejos, ya no somos nosotros. Se nos escaparon los paseos, las rocas en la playa, las mañanas de domingo. Los sueños encontrados, lo construido, todo lo que teníamos en común. Y nos quedan sombras de algunas risas, y recuerdos de conversaciones y planes que han quedado sin cumplir.
Perdimos el norte, nos sentimos vacíos, nos llenamos de otras cosas, al principio sin remedio, y nos preguntamos constantemente cuando empezamos a encerrarnos de nuevo en ese lugar del que salimos cuando dimos los primeros pasos las primeras veces, no hay demasiadas respuestas, no importa, las haya o no, hay que seguir.
Han cambiado los colores, las estaciones y sus sentidos.
Ha girado lo que nos rodea mientras nosotros permanecíamos inmóviles. Lo pusimos todo en bolsas y huimos y aún quedan resquicios de la despedida en el maletero, en alguna caja, en una foto que encontramos por casualidad.
Perdimos el miedo a estar solos porque a la fuerza se aprende todo mejor, y crecimos en aquellas facetas en las que en el fondo queríamos seguir siendo niños, nos mantuvimos en pie a pesar de que la fuerza nos empujaba hacia abajo, y tomamos las decisiones con prisa y sin pausa para no tener que mirar atrás.
Y todo esto ha sido en un año que ha pasado por delante de nosotros demostrándonos que es muy difícil mantenerse vivo todo el tiempo, y en el que hemos ido y venido y subido y bajado y pensado que, al final, siempre se acaban curando las heridas...