Tendré que esperar a otra vida para que me des un beso,
Yo creo que no tendrás que esperar tanto.
Hay frases y hay frases, algunas las
escuchas todo el tiempo, te las repites una y otra vez, saltan como un resorte
cuando menos te lo esperas.
Hoy le ha parecido volverlo a
ver, le tiemblan las manos, todo se da la vuelta.
Si puede elegir una sensación,
tiene claro que se queda con esta.
Si puede volver atrás, cometerá
los mismos errores.
Cuando se gira se cruza con su mirada,
si no la mirara, se moriría. Y contiene las ganas, las guarda en el frasquito
de cristal que se lleva cerrado hasta a casa, allí lo abre y sonríe, lo hace
cada día de encuentros fortuitos, ahora lo sabe, se ha vuelto imbecil.
Y suma los minutos, los concentra.
Les da forma e imagina.
Sabe que los cuentos no
duran (que no existen) y se le escapan de entre las manos los momentos en los
que se sintió cenicienta sin zapato que perder. Redibuja una y otra vez los
rincones en los que hubiera parado el tiempo, moldea los recuerdos y les añade
futuros; cines, paseos y cervezas que no juegan al escondite, piensa en un lugar
con maquinas que borran recuerdos y sentimientos, piensa en retroceder y
hacerlo todo mal otra vez.
Piensa que hay besos en los que nos quedaríamos para
siempre.
1 comentario:
El otro día ordenando mi casa, o mi vida, encontré esta frase: "La esperanza de tenerte la perdí el día que supe que no volveré a verte". Lo bueno es que he conseguido olvidar a quién quería tener.
V.
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